A consecuencia de las diferencias que la naturaleza y nuestro desarrollo nos ofrecen, mostramos diferentes niveles de fuerza, velocidad, resistencia, habilidad... Y es antigua la tendencia de los seres humanos (especialmente de los hombres) a medirnos, retarnos, compararnos. Las diferencias son normales y todas las personas podemos destacar en alguna (o en muchas) capacidades. Pero el sistema competitivo, hace que seamos catalogadas unas pocas personas como capaces, vencedoras, buenas, y el resto como incapaces, perdedoras, inútiles. El actual sistema social (individualismo y capitalismo) nos lleva a competir en (casi) todos los aspectos de la vida, y eso hace ser catalogada a la mayor parte de la población como no capaz o no útil.
El sistema actual de deporte competición y deporte élite, por ejemplo, permite participar a una minoría de la población, y la mayoría de esa selección, además, resultará perdedora. Al centrar la atención tan sólo en quienes ganan (los medios sólo nos enseñan a quienes vencen) se ignora el drama y la frustración que este sistema genera en la inmensa mayoría.
Hay otras formas de organizar una sociedad, y de hacer deporte o ejercicio físico, no competitivas, de colaboración, en las que todas las personas ganamos. Y resultarían más lógicas en una sociedad democrática (donde la base es que ganemos, al menos, la mayoría). Un sistema en que pierde la (inmensa) mayoría difícilmente se puede considerar democrático.
La presión, necesidad de ganar (podemos perder el oficio, el bienestar, el sueldo, los bienes...) nos impulsa a actuar de cualquier modo (tanto en el deporte como en otros aspectos de la vida): al excesivo esfuerzo o riesgo (lesiones y heridas), a la agresión mutua (agresión o violencia física), a la rabia y al odio (violencia psíquica), a hacer dópping (violencia química). Frases como "Lo importantes es participar" y "el deporte une a los pueblos" resultan esperpénticas en el actual sistema deportivo, así como en la sociedad en general. Los deportes mayoritarios y la forma de vivirlos nos enfrentan a los pueblos y naciones, frustra a la inmensa mayoría, revienta a nuestros jóvenes más fuertes y sanos y al resto nos pone a engorde y a gritar desde las gradas.
Desde mi punto de vista, la Educación Física mantiene un fuerte vínculo con el deporte, a pesar de ser cosas totalmente diferentes, pero el hecho de valernos del cuerpo para una y otra cosa, hace que mantengan una estrecha relación. También podemos ver que en muchas ocasiones la Educación Física se apoya en el deporte como herramienta para cumplir sus objetivos pedagógicos. Por otro lado la violencia no suele estar ligada a la Educación Física aunque sí se pueden dar casos aislados de agresiones en el centro educativo que se pueden ver incrementadas en las clases de Educación Física debido al contacto físico. En el deporte, y sobre todo en el alto rendimiento o deporte espectáculo, vemos algo muy diferente, ya que además de generar violencia, también la transmite a los espectadores. Está claro que esto no ocurre en todas las modalidades deportivas. Sin embargo en prácticas como el Fútbol, Rugby, Hockey, etc, la violencia están en constante aumento, ya que hay una serie de presiones en cuanto a los resultados, presiones del entorno, y mucho contacto físico. También contemplamos la violencia en las gradas de los estadios donde, el espectáculo se convierte en una contienda entre los dos bandos de los dos equipos.